El rompecabezas de la vida
Georges Perec, La vida instrucciones de uso, Barcelona: Anagrama, 2004, traducción española de Josep Escué. [Primera edición en francés: París: Hachette, 1978] Título original: La Vie Mode d’Emploi
Desde los primeros capítulos de esta original novela uno comprende estar leyendo una verdadera joya literaria en la que se amalgaman casi un centenar de historias tan diversas en una sola. La obra obviamente no posee una narración lineal sino un incansable ir y venir en tiempo y espacio. Esta novela de Perec está pensada como un gigantesco rompecabezas y el lector se ve en la obligación de ir armándolo pieza por pieza.
El rompecabezas arma la historia de un edificio, la de sus habitaciones, la de sus inquilinos y la de muchos de los objetos que se encuentran en cada una de los recámaras, escaleras, ascensores y sótanos de ese inmueble parisino ubicado en la calle Simon-Crubellier. Perec describe con inusual maestría hasta el mínimo detalle cada habitación, cada mueble, además, narra la historia de los orígenes de pinturas, libros, sofás, maquinaria, vestidos y demás objetos, confirmando párrafo a párrafo la enorme erudición que poseía este autor fallecido en 1982.
A la pregunta de la identidad del protagonista de la novela no es fácil responder, más bien, Perec prefiere conducirnos a pensar el mundo como un rompecabezas que intentamos armar con escaso éxito, obteniendo casi siempre un fracaso asegurado y al final, la muerte. Es el caso del que podría considerarse como el personaje principal: Bartlebooth, un acuarelista inglés millonario obsesionado por armar rompecabezas, quien viaja incansablemente por todos los rincones del mundo en un barco propio, acompañado únicamente por su fiel sirviente. Bartlebooth pinta paisajes marinos de cada sitio que visita y los envía a un especialista en crear rompecabezas –y quien también habita en el edificio en cuestión-. Este personaje se encarga de convertir las acuarelas en rompecabezas; ese será su remunerado trabajo por dos largas décadas. Bartlebooth, a su regreso a París se dedicará a intentar armar los más de cuatrocientos rompecabezas que tiene ante él.
Resumiendo, Perec nos ofrece, para contarnos la historia de todos los inquilinos que han habitado ese edificio desde su construcción en el siglo XIX hasta la década de 1970, narraciones extraordinarias, historias dentro de historias narradas con el mayor de los detalles, en una obsesión por no dejar ningún cabo suelto, en una manía por describir con una minuciosidad enfermiza cada objeto encontrado en las habitaciones.
Ingresar a este edificio de la calle Simon-Crubellier nos permitirá dar una vuelta al mundo a través del tiempo y encontrarnos con historias tan dispares como las de un boxeador negro que jamás ganó pelea alguna; un ciclista frustrado convertido en el rey del hampa en Argentina; una chica polaca cuya promesa de amor a un tunecino la llevará a experimentar en carne propia la misoginia extrema del mundo islámico; investigaciones científicas rechazadas en todas las revistas; crímenes perfectos; un jefe de almacén obsesionado en demostrar la falsedad del suicidio de Hitler; plagios intelectuales; disputas históricas y cartográficas acerca del descubrimiento de América; un cocinero obsesionado por el teatro; un pintor necrófilo; importadores de pieles exóticas del África; un alto magistrado y su esposa que robaban cosas valiosas para excitarse; hurtos de obras de arte; un hámster deprimido; jazzistas infelices; soldados heroicos de ambas guerras mundiales; la biografía de Mark Twain; un viejo solitario cuyo trabajo es eliminar palabras que han caído en desuso de los diccionarios; una esposa que liquida uno a uno a los tres victimarios de su marido asesinado y decenas de historias más.
Esta novela fue galardonada con el prestigioso Premio Médicis y considerada como la mejor novela francesa de la década 1975-1985, según la opinión de la crítica especializada. La obra de Perec representa una influencia a decenas de escritores contemporáneos, entre los que debemos destacar al norteamericano Paul Auster y al chileno Roberto Bolaño, recientemente fallecido.
Si bien la lectura de La vida instrucciones de uso no es cosa fácil, sus casi 600 páginas constituyen un verdadero deleite literario, acompañado de la erudición de Perec que no se limita a la literatura, sino por el contrario, recorre con soltura disciplinas tan variadas como la medicina, la biología, la física, la anatomía, la geografía, la historia, la química, la filosofía, la etnología, la sociología y los deportes, entre otros y nos ofrece la certeza de que encontraremos en cada capítulo una historia diferente que facilitará el que permanezcamos leyendo sin descanso. Sin duda, esta obra es un referente importante de la literatura universal de los últimos treinta años y lectura obligada para todo aquel lector compulsivo.
Georges Perec, La vida instrucciones de uso, Barcelona: Anagrama, 2004, traducción española de Josep Escué. [Primera edición en francés: París: Hachette, 1978] Título original: La Vie Mode d’Emploi
Desde los primeros capítulos de esta original novela uno comprende estar leyendo una verdadera joya literaria en la que se amalgaman casi un centenar de historias tan diversas en una sola. La obra obviamente no posee una narración lineal sino un incansable ir y venir en tiempo y espacio. Esta novela de Perec está pensada como un gigantesco rompecabezas y el lector se ve en la obligación de ir armándolo pieza por pieza.
El rompecabezas arma la historia de un edificio, la de sus habitaciones, la de sus inquilinos y la de muchos de los objetos que se encuentran en cada una de los recámaras, escaleras, ascensores y sótanos de ese inmueble parisino ubicado en la calle Simon-Crubellier. Perec describe con inusual maestría hasta el mínimo detalle cada habitación, cada mueble, además, narra la historia de los orígenes de pinturas, libros, sofás, maquinaria, vestidos y demás objetos, confirmando párrafo a párrafo la enorme erudición que poseía este autor fallecido en 1982.
A la pregunta de la identidad del protagonista de la novela no es fácil responder, más bien, Perec prefiere conducirnos a pensar el mundo como un rompecabezas que intentamos armar con escaso éxito, obteniendo casi siempre un fracaso asegurado y al final, la muerte. Es el caso del que podría considerarse como el personaje principal: Bartlebooth, un acuarelista inglés millonario obsesionado por armar rompecabezas, quien viaja incansablemente por todos los rincones del mundo en un barco propio, acompañado únicamente por su fiel sirviente. Bartlebooth pinta paisajes marinos de cada sitio que visita y los envía a un especialista en crear rompecabezas –y quien también habita en el edificio en cuestión-. Este personaje se encarga de convertir las acuarelas en rompecabezas; ese será su remunerado trabajo por dos largas décadas. Bartlebooth, a su regreso a París se dedicará a intentar armar los más de cuatrocientos rompecabezas que tiene ante él.
Resumiendo, Perec nos ofrece, para contarnos la historia de todos los inquilinos que han habitado ese edificio desde su construcción en el siglo XIX hasta la década de 1970, narraciones extraordinarias, historias dentro de historias narradas con el mayor de los detalles, en una obsesión por no dejar ningún cabo suelto, en una manía por describir con una minuciosidad enfermiza cada objeto encontrado en las habitaciones.
Ingresar a este edificio de la calle Simon-Crubellier nos permitirá dar una vuelta al mundo a través del tiempo y encontrarnos con historias tan dispares como las de un boxeador negro que jamás ganó pelea alguna; un ciclista frustrado convertido en el rey del hampa en Argentina; una chica polaca cuya promesa de amor a un tunecino la llevará a experimentar en carne propia la misoginia extrema del mundo islámico; investigaciones científicas rechazadas en todas las revistas; crímenes perfectos; un jefe de almacén obsesionado en demostrar la falsedad del suicidio de Hitler; plagios intelectuales; disputas históricas y cartográficas acerca del descubrimiento de América; un cocinero obsesionado por el teatro; un pintor necrófilo; importadores de pieles exóticas del África; un alto magistrado y su esposa que robaban cosas valiosas para excitarse; hurtos de obras de arte; un hámster deprimido; jazzistas infelices; soldados heroicos de ambas guerras mundiales; la biografía de Mark Twain; un viejo solitario cuyo trabajo es eliminar palabras que han caído en desuso de los diccionarios; una esposa que liquida uno a uno a los tres victimarios de su marido asesinado y decenas de historias más.
Esta novela fue galardonada con el prestigioso Premio Médicis y considerada como la mejor novela francesa de la década 1975-1985, según la opinión de la crítica especializada. La obra de Perec representa una influencia a decenas de escritores contemporáneos, entre los que debemos destacar al norteamericano Paul Auster y al chileno Roberto Bolaño, recientemente fallecido.
Si bien la lectura de La vida instrucciones de uso no es cosa fácil, sus casi 600 páginas constituyen un verdadero deleite literario, acompañado de la erudición de Perec que no se limita a la literatura, sino por el contrario, recorre con soltura disciplinas tan variadas como la medicina, la biología, la física, la anatomía, la geografía, la historia, la química, la filosofía, la etnología, la sociología y los deportes, entre otros y nos ofrece la certeza de que encontraremos en cada capítulo una historia diferente que facilitará el que permanezcamos leyendo sin descanso. Sin duda, esta obra es un referente importante de la literatura universal de los últimos treinta años y lectura obligada para todo aquel lector compulsivo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario