jueves, julio 06, 2006




El indeseable paternalismo mexicano

“México no está preparado para la democracia” reviró hace ya casi cien años el general Porfirio Díaz después de que meses antes había dicho lo contrario a un periodista norteamericano. Hoy, en el año 2006 unos cuantos mexicanos poderosos siguen con la misma idea: los mexicanos no saben lo que les conviene así que hay que decirle quién debe gobernarlos.
Esta vergonzosa realidad está quedando plasmada en el ruin manejo del cómputo de los votos. Muchos podrán alegar que no hay mano sucia y hasta recurren a insulsas frases futbolísticas diciendo: “hay que saber perder”. Pero esto no es un juego de fútbol.
¿Dónde está la mano negra? Obvio, ahora no hay mapaches que roban urnas ni empleados de sindicatos introduciendo tacos en las urnas, no, ahora el fraude se ha sofisticado. El Candidato del PAN y el Gobierno Federal controlan el padrón electoral y lo alteran a su favor, agregando en el cómputo de las actas los votos necesarios para contrarrestar la que hubiera sido una insalvable diferencia ante su contrincante, Andrés Manuel López Obrador.
Antes de estas manipulaciones electoreras, la primera estrategia del PAN fue crear el ambiente para un posible fraude: hacer creer a la gente que su candidato tenía amplias posibilidades de ganar. Después, desatando una feroz e irresponsable guerra sucia aprovechándose de la ignorancia de millones de mexicanos quienes acostumbrados a aceptar como verdad lo que los medios de comunicación les dicen, se tragaron fácilmente las simplonas acusaciones que contra López Obrador esgrimieron.
¿Era realmente López Obrador un peligro para México? ¿Ustedes creen que de la noche a la mañana les nació una benevolencia bárbara a los políticos de Acción Nacional de proteger a los mexicanos? ¿Cuál es el verdadero temor de que ese tabasqueño irreverente ganara la presidencia?
Para responder a esta última pregunta tendremos que retroceder poco más de once años, unos días después de que Ernesto Zedillo tomara la silla presidencial. La economía mexicana estaba a punto de colapsarse y evidenciar las fallas del modelo macroeconómico tantas veces presumido por Carlos Salinas de Gortari. Durante una reunión efectuada el 19 de diciembre de 1994 en la Secretaría del Trabajo entre Jaime Serra Puche, Secretario de Hacienda y Santiago Oñate, Secretario del Trabajo y otros miembros del gabinete presidencial con los líderes de los sectores obreros y con la elite empresarial, los primeros expusieron a la clase empresarial que el gobierno mexicano estaba dispuesto a poner a flotar libremente al peso. La clase empresarial convenció a los representantes del gobierno mexicano de primero ensayar con la apertura de la banda de flotación hasta un quince por ciento. Sin embargo, las intenciones originales del gobierno mexicano anticiparon a la clase empresarial de la inminente devaluación, por lo que no dudó ésta en cambiar su dinero a dólares. Al salir casi cinco mil millones de dólares en un solo día, las reservas del país, ya exiguas, se extinguieron y la banda de flotación antes acordada reventó.
Como resultado, México terminó sin reservas internacionales, con una fuerte devaluación de su moneda, con tasas de interés superiores al cien por ciento, con una caída del producto nacional en un siete por ciento y una ola de recortes de personal y sin ningún paquete económico que guiara el rumbo del país y una inmensa emigración a Estados Unidos y la casi desaparición de la clase media.
Este favor que el gabinete de Zedillo otorgó a los empresarios más ricos del país es un crimen de Estado que nunca se ha enjuiciado. Estos ricos mexicanos terminaron con fortunas aún mucho mayores y hoy en día siguen gozando de sus beneficios y de la impunidad que los gobiernos de Zedillo y Foz les han otorgado.
Posteriormente, vino el asunto del FOBAPROA. Esta misma crisis de diciembre de 1994 generó altísimos intereses y la depreciación de la moneda nacional, situación que puso a muchos banqueros contra las cuerdas: sus créditos en el extranjero se convirtieron en deudas impagables. Entonces, por arte de magia, Ernesto Zedillo y una cúpula de políticos panistas (entre ellos Felipe Calderón) y banqueros consiguieron una solución increíble: convertir la deuda de esos banqueros en deuda pública. Gracias a ello, todos estamos pagando una deuda que no nos correspondía, incluso los mexicanos que han nacido con posterioridad a ese hecho la seguirán pagando por ellos, eso sí es un verdadero pecado original.
Para colmo, esos banqueros tuvieron la suerte –ya con el respaldo de que se había convertido su deuda particular en pública- de poder vender sus quebrantados bancos a bancas extranjeras y salieron limpios del problema.
En el año 2000 se dio el famoso cambio democrático. El PRI pagó 70 años de corrupción y cedió el poder al PAN. En teoría fue un cambio pero en la práctica no ha sido así. Zedillo y el PAN concertaron un pacto que permitió al PRI aceptar su derrota en las urnas y proteger a los involucrados en estos turbios negocios que arruinaron al noventa por ciento de los mexicanos. ¿Cuándo ha hablado mal Fox o su gobierno de Zedillo? Además, este sexenio ha sido un paraíso fiscal y económico para algunos empresarios allegados al gobierno federal. ¿Quién en su sano juicio va a permitir perder de la noche a la mañana esas ventajas?
Esto explica pero no justifica la guerra sucia que lanzaron contra López Obrador. Era claro que éste representa un peligro para unos cuantos poderosos, de ahí la impresionante campaña del PAN financiada por los empresarios más ricos del país.
Entonces se dio la guerra sucia acusando a López Obrador de hasta lo que no. Bueno, yo escuché estupideces de todo tipo, que México se convertiría en Cuba o en Venezuela. Que es un populista, que sus modelos económicos son iguales a los de Echeverría y a los de López Portillo. Maquillando cifras, ocultando información, el PAN engañó con facilidad a la población.
Si los mexicanos (me refiero al promedio de los mexicanos) leyeran más y dudaran ante cada noticia que escuchan se hubieran enterado de que durante los gobiernos de Salinas de Gortari, de Zedillo y de Fox la brecha entre ricos y pobres aumentó drásticamente. Que durante el gobierno de Fox que el P.I.B. y el empleo han caído año con año sensiblemente.
La emigración, debido a la falta de oportunidades se ha disparado y cada vez hubo más mexicanos intentado cruzar la frontera a pesar del esfuerzo de las autoridades mexicanas por conservarlos muertos de hambre en el país. Irónicamente, las variables económicas externas fueron excepcionalmente favorables durante el sexenio foxista: a) altos precios del petróleo b) bajas tasas de interés internacional c) alto crecimiento de las remesas y d) una corta recesión en Estados Unidos.

Esto último quiere decir que el crecimiento macroeconómico que tanto cacarea el señor Fox no fue gracias a sus habilidades administrativas sino a aspectos fortuitos fuera de nuestro país. Sin embargo, en lugar de aprovechar estas variables externas se han tristemente desaprovechado. El nivel de crecimiento, si bien fue mejor en el bienio 2004-2006 que 2001-2003, sigue siendo sumamente bajo. Pasamos de ser la novena economía del mundo a ser la decimoquinta.
Puedo entender la preferencia de un ciudadano por un modelo económico u otro pero lo que es grave fue la manera en que aprovechándose de su ignorancia les hicieron creer lo que se propusieron con tal de acabar de con López Obrador. Quizá si muchos mexicanos hubieran sabido que el modelo propuesto por el famoso Pejelagarto es muy similar al que opera exitosamente en España, Francia, Chile, Alemania, Bélgica, Canadá y otros países no se hubieran comido el cuento del populismo tan fácil.
Es también grave la falta de interés de los ciudadanos por la parte social de un proyecto político. Especialmente la gente de negocios cree que lo único que cuenta es la disciplina fiscal y nunca contemplan el lado social de un proyecto político. Si se preguntaran por ello sabrían que el PAN en lo social es conservador e intolerante. Gran parte de la cúpula del PAN pertenece al Yunque (grupo de choque ultraconservador y ultracatólico) y tiene estrechas relaciones con organizaciones como el Opus Dei, Los Millonarios de Cristo, perdón, Legionarios, y Pro Vida.
Si fuera por Abascal, Espino y Calderón prohibirían el uso del condón y simplezas como esas. Elegir a Calderón representa un serio retroceso en materia social y cultural. Sus ideas niegan la realidad y diversidad étnica, social y cultural de un país y fomentan la indiscriminación y la intolerancia. Y esto por no hablar de su cercana relación con la Iglesia. Ahora vendrán sus propuestas de fomentar la educación pública religiosa poniendo en riesgo las grandes conquistas históricas del país que habían conseguido separar la Iglesia de los asuntos estatales.
El proyecto social de López Obrador causa repulsa entre las facciones más conservadoras de Acción Nacional. Ven en él al sucesor de los dos personajes más odiados por las facciones conservadoras en la historia de México: Benito Juárez y Lázaro Cárdenas.
Pero sin duda, quizá lo peor de todo este artilugio empleado por el PAN ha sido el engaño a la población y la división y la irritación que han creado a los mexicanos. Esperemos que no se les escape de las manos.